sábado, 3 de enero de 2009

Blade Runner



Argumento

Año 2019.
Los Angeles.
Rick Deckard es un ex-Blade Runner, agentes encargados de eliminar a los replicantes descontrolados. Los replicantes son humanos sintéticos creados para desarrollar distintos trabajos.
Deckard vuelve a ser reclutado para que “retire” a cuatro Nexus-6 (último modelo de replicantes), los cuales acaban de protagonizar un sangriento motín en una de las colonias espaciales donde estos seres son utilizados como esclavos.
Los Nexus-6 son idénticos a los humanos, excepto por el hecho de que se les ha privado de cualquier emoción. Para evitar que puedan llegar a desarrollarlas con el tiempo, y que esto les vuelva incontrolables, se les ha incorporado un dispositivo de seguridad que limita su vida a cuatro años. Este factor no parece complacer demasiado a los Nexus-6, y su viaje de regreso a la tierra tiene un objetivo muy claro: la Tyrrel Corporation, la empresa que se encarga de fabricar estos replicantes. Deckard encamina hacia allí sus investigaciones.
En el lugar conoce a la ayudante del Sr. Tyrrel, Rachel, una replicante que ignora su condición de sintética, y tan perfecta que resulta casi indetectable por medio de las pruebas habituales. Rachel es parte de un experimento orientado a eliminar la inestabilidad emocional propia de los replicantes por medio de implantes de memoria artificial.
A través de una ciudad barroca, superpoblada e inter-racial, perpetuamente mojada por la incesante lluvia, Deckard sigue la pista a unos seres que tan sólo buscan lo que cualquier ser humano: respuestas acerca de su creador, sobre el significado de sus vidas, sobre su futuro.
Al mismo tiempo Rick se enamora de Rachel, quien, cada vez más confusa acerca de su propia naturaleza, ha escapado de la Tyrrel. Ahora es otra sintética evadida, lista para “retirar”. Todo este cúmulo de circunstancias hace que lo que había comenzado como un encargo rutinario para Deckard le haga cuestionarse su trabajo, e incluso su propia vida.
Pero el Blade Runner continúa adelante, y consigue terminar con tres de los Nexus evadidos. Tan sólo le queda Roy, el líder del grupo, un ser superior física e intelectualmente a los humanos. Roy acude a la casa de Tyrrel para obtener respuestas y averiguar si existe algún modo de anular su proceso degenerativo. Al descubrir que esto es imposible, el Nexus asesina a su creador.
El enfrentamiento final entre Roy y Deckard tiene como escenario las azoteas de los rascacielos de la ciudad. Tras una tremenda pelea se produce un desenlace inesperado: cuando el Blade Runner está a punto de precipitarse al vacío, el replicante le salva la vida. Su cercano fin le ha hecho valorar la vida más que nunca. Incluso la vida ajena.
Allí mismo, junto a un confuso Deckard, la vida de Roy llega a su fin.

Al final de la historia se nos ofrece un rallo de esperanza. Rick vuelve a su casa, donde se esconde Rachel, temiendo que alguno de sus compañeros de la policía le haya descubierto. Afortunadamente ella sigue allí. En el suelo del apartamento encuentran un unicornio de papel, prueba de que Gaff (un colega de Deckard aficionado a la papiroflexia) conoce la verdad pero ha decidido no delatarlos.
Ambos escapan hacia las afueras de la ciudad, una zona increíblemente verde y frondosa, cargados de esperanzas. Han descubierto que Rachel, replicante de último modelo, carece de fecha de caducidad.

Comentario

Tras haber conseguido un enorme éxito de crítica y público con Alien, el octavo pasajero, Ridley Scott se enfrentó en Blade Runner a su primer proyecto íntegramente realizado dentro de la industria de Hollywood. Como soporte literario se utilizó la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Phillip K. Dick, un prestigioso autor de ciencia-ficción que se hizo conocido para el gran público por medio de adaptaciones cinematográficas de sus obras, que dieron lugar a películas como Desafío total, Asesinos cibernéticos, Paycheck, Infiltrado o Minority Report.
Scott decidió no incluir en el guión algunos elementos que funcionaban bien en la novela, pero que podían resultar pretenciosos en la pantalla, y convertir el proyecto en una “película con mensaje”.También se decidió cambiar el título original por considerarlo demasiado largo. Se barajaron algunas posibilidades como The android animal, Mechanismo, Dangerous day, o Gotham City, éste último lógicamente desautorizado por el creador de Batman, Bob Kane. El nombre definitivo fue tomado de una novela de William Burroughs titulada, por increíble que parezca, Blade Runner. The film.
Una vez terminada la película, y tras un pre-estreno poco halagüeño en Dallas, se decidió introducir dos cambios notables: el final feliz, que no existía en el original (las imágenes de los paisajes que recorren los protagonistas en la última escena son, en realidad, fragmentos no utilizados originalmente rodados para El resplandor); y la voz en off de Deckard, para facilitar así la comprensión del argumento.
Con estas modificaciones se celebró el estreno oficial de la película, la cual, en un principio, no consiguió recaudar dinero suficiente ni siquiera para cubrir la inversión que había supuesto.
Pero, con el paso del tiempo, como es de sobra conocido, Blade Runner llegaría a convertirse en una obra de culto, y la venta de sus derechos para vídeo y televisión hicieron de ella un negocio rentable, que, además, constituye todo un clásico de obligada referencia dentro de la historia del cine, y, más concretamente, dentro del género de la Ciencia-Ficción. Junto con 2001. Una odisea del espacio, La guerra de las galaxias y Matrix, Blade Runner es sin duda la película que más importancia ha tenido a la hora de innovar y marcar tendencias dentro del género en los últimos, al menos, 40 años.
Y en el terreno en el que no se le puede negar el primer puesto a la película de Scott es en lo relativo a definir un concepto visual del futuro que, desde el momento de su estreno, el género haría suyo. El magnífico diseño de producción nos propone una imaginería urbana fascinante y barroca, pero a la vez angustiosa por lo realista y cercana a nuestro presente. No es descabellado pensar que las grandes ciudades del mundo serán muy similares en el futuro a ése Los Ángeles del filme; enormes rascacielos, calles abarrotadas de gentes de todas las razas, cambios climáticos, suciedad por doquier, escasa iluminación, etc.
Pero, aún resultando evidente que su comentada imaginería fue realmente innovadora, y que dejó profunda huella en el cine que se realizó posteriormente (no hay más que comprobar la cantidad de películas que han “homenajeado" de una o otra forma dicha estética), no es el aspecto visual lo único que seduce de Blade Runner, sino su trasfondo filosófico. Me refiero a esa reflexión sobre las inquietudes básicas del ser humano que se plantean, utilizando el enfrentamiento entre Deckard y los Nexus-6 para representarlo.
Los replicantes, en realidad, no se diferencian en nada fundamental de los seres humanos; aunque nuestra vida sea, por lo general, más larga que la de ellos, ¿no se nos antojará al final también un suspiro?
Todos nos preguntamos, al igual que Roy, por qué estamos aquí, o dónde iremos después. Y Deckard se cuestiona si puede seguir justificando su trabajo después de comprender que esos seres que elimina fríamente sólo desean (como él mismo) comprender su existencia, y seguir disfrutando de ella.

Diez años después del estreno de Blade Runner salió a la luz una nueva versión que, supuestamente, coincidía plenamente con la idea original que Ridley Scott tenía de la película. Este nuevo montaje se construyó utilizando una copia de trabajo encontrada por casualidad en 1987. La nueva versión, tras ser estrenada tal cual con sorprendente éxito, fue pulida por el propio Scott.
En este Director´s cut se suprime el final feliz, y también la voz en off, precisamente los dos elementos que se añadieron tras aquel lejano pre-estreno en Dallas. Así mismo se ofrece un diferente uso de la banda sonora, y se incluye una escena onírica en la que Deckard sueña con un unicornio (imágenes extraídas de otra película de Scott, Legend). Si relacionamos este sueño con la escena en que Rick encuentra el unicornio de papel que le ha dejado Gaff (imagen que, por cierto, cierra esta nueva versión), se puede llegar a deducir que le propio Deckard es un replicante, y que Gaff lo sabe. Así es como conoce la naturaleza de alguno de los sueños que le han sido implantados a su colega.
Con los cambios introducidos (entre los que no se cuenta, desgraciadamente, la inclusión de la escena que todos los cinéfilos de pro esperábamos ansiosos: el número musical que la replicante Zhora -una impresionante Joanna Cassidy- se marca con su serpiente, y que no tengo claro si llego a rodarse finalmente), el filme potencia su hermetismo, frialdad y pesimismo. Pero, ¿es mejor esta versión que la estrenada en el 82? No voy a enzarzarme en esta discusión, pero resultan cuestionables las razones que impulsan esta costumbre, cada vez más frecuente, de editar (sobre todo para el mercado doméstico) películas ya explotadas, incluyendo como reclamo el añadido de nuevas escenas, el retocado de la imagen y sonido, un nuevo montaje, etc.
Los ejemplos son numerosos: desde las sagas de El padrino o de Star Wars, hasta Abyss, Aliens, o Encuentros en la 3ª fase, pasando por clásicos como Espartaco o Lo que el viento se llevó. Y esto no es más que el principio. La fuerte irrupción de soportes tan interesantes como el DVD, primero, y ahora el Blu-Ray, que cuenta como uno de sus principales atractivos con la posibilidad de incluir nuevas escenas, e incluso nuevos encuadres, no hacen sino potenciar extraordinariamente este fenómeno.
Como espectador estoy más que encantado con la posibilidad de acceder a estos extras, de conocer nuevos puntos de vista sobre películas que me interesan, de ver (y saber) más sobre ellas. Pero resulta evidente que si estos productos consiguen ver la luz no es tanto porque sus creadores quieran ajustar la obra final a su concepción original, como por el hecho de que las productoras tienen así la posibilidad de prolongar la vida comercial de unos productos que, en muchos casos, ya no daban más de sí económicamente hablando.
Scott manifestaba que el Blade Runner Director´s cut (rimbombante, ¿no?) era más fiel a sus ideas que la película original. ¿Por qué defendió entonces aquel final feliz (que, sinceramente, a la mayoría nos resultó chirriante) en las ruedas de prensa del 82? Y, más intrigante aún: ¿por qué defendió ediciones posteriores con nuevos y, supuestamente, definitivos montajes?
Está claro que el dinero es la respuesta a todas las preguntas.
En cierta época Ridley Scott fue considerado poco menos que un genio, pero su extraña filmografía, que alterna películas excelentes (Alien; Thelma y Louise) con otras, cuando menos, flojísimas (La sombra del testigo, Tormenta blanca) demuestra que aquel apelativo le viene muy grande.
Por último, para terminar con las líneas dedicadas a esta película, no puedo evitar la tentación de recordar el maravilloso discurso que el replicante Roy recita instantes antes de morir:

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orion. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhausser.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
Es hora de morir.


¿Qué más puede añadirse?